Si quieres aceptar a Cristo y apartarte de tus pecados, puedes pedirle que sea tu Salvador y Señor haciendo esta oración.
«Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros». (Romanos 5:8)
«Señor Jesús, creo que eres el Hijo de Dios. Confieso que moriste por mis pecados según las Escrituras, fuiste sepultado y resucitaste de la tumba para darme nueva vida. Por favor, perdona mis pecados y dame el regalo de la vida eterna. Te pido que entres a mi vida y a mi corazón para que seas mi Señor y Salvador. Quiero servirte siempre».
No solo eso, Él tiene un plan y un propósito para tu vida.
Independientemente de lo que digan los demás de ti, Jesús te ama profundamente y le duele cuando a ti te duele.
Tu camino puede ser más difícil de lo que pensabas y más solitario de lo que debería ser, pero no estás solo.
Tu pasado no tiene por qué definir tu futuro... Dios da segundas oportunidades.
Aun cuando la gente te dé la espalda, Dios nunca te abandonará.
El problema es que todos hemos pecado y eso nos separa de Dios.
«Pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios». (Juan 1:12)
Puedes decidir pedirle a Jesucristo que perdone tus pecados y entre a tu vida como tu Señor y Salvador. Así:
Dios envió a su Hijo Jesucristo para morir por nuestros pecados.
Jesús vivió una vida sin pecado y luego murió en la cruz para pagar la deuda por nuestros pecados.
Pero la buena noticia es que Dios abrió un camino.
«Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios». (Romanos 3:23)
La Biblia dice, "La paga del pecado es muerte». (Romanos 6:23)
Jesús nos invita a ser parte de Su familia.
Jesús resucitó de entre los muertos y ahora vive en el cielo con Dios su Padre. Nos ofrece el regalo de la vida eterna: vivir para siempre con Él si lo aceptamos como nuestro Señor y Salvador.